Costumbres


En el municipio de Oporto era muy común el concubinato. Cada vez que se formaba uno, todos organizaban un ágape y hacían una fiesta que duraba varios días, tomaban oporto y la felicidad parecía nunca acabar.

En el municipio existía un árbol sagrado para todos y que había sido preservado por miles de generaciones; el cual estaba plantado en un socavón. Sus hojas diáfanas permitían pasar la luz del sol en las tardes de verano y alumbraban la plaza principal, borrando así los recuerdos de aquella guerra que se llevó muchas vidas y trayendo paz a todos sus habitantes.

Camilo Pérez 1001



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